Candidato Feijoo (II)

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

05 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En marzo de 1953 murió Stalin. Poco antes de su fallecimiento ejecutó una de sus célebres purgas, torturando y asesinando a los nueve médicos que trataban su hipertensión, acusándolos de intentar envenenarlo con la medicación administrada.

Circulaba por las cancillerías europeas un chiste alusivo que tenía algo de real. Tras sufrir un accidente cerebrovascular, el dictador soviético pasó más de veinticuatro horas agonizando en su habitación sin que nadie se atreviera a entrar. Beria, su lugarteniente, ordenó a su mayordomo que entrara. Stalin estaba agonizando y tras ser convocados cuatro miembros del politburó del Partido Comunista, y pensando que ya había muerto, se preguntaron quién le comunicaba al propio Stalin que había fallecido.

Después del debate de investidura y ante la más que probable convocatoria de nuevas elecciones generales el próximo verano, circula en los mentideros mejor informados de Madrid la conveniencia de convencer a Mariano Rajoy para que no sea el candidato de su partido en los próximos comicios. El problema parece ser quién se lo dice, quién de entre los suyos -Moragas, Ana Pastor, Javier Arenas, Soraya, Cospedal, Feijoo?- está dispuesto a pedirle al presidente que se aparte, se sacrifique «por España», argumentando que está quemado y que la corrupción le pasa factura exigiendo su inmolación política.

La hipótesis asegura que con Feijoo de candidato, y presentándose conjuntamente como coalición electoral el PP pos-Rajoy y Ciudadanos con un programa ligeramente renovado, la mayoría absoluta es posible e incluso probable.

Feijoo se convertiría en el renovador de un centroderecha anquilosado y a la vez sería el presidente que garantizase ante Bruselas un programa moderadamente continuista. No sería ningún problema pactar un cambio constitucional ma non troppo, un nuevo pacto de la Moncloa para combatir el paro y garantizar las pensiones e incluso poner sobre la mesa el modelo de las diputaciones.

Yo sé quién se lo dice a Rajoy, quién le pide que se aparte a un lado, que ya ha cumplido con la historia y con su país, que le agradecemos los servicios prestados, pero que su ciclo político ha concluido. Se lo dice un clamor unánime que se escucha cada vez más alto y más claro, se lo dice desde el presidente de una empresa cotizada hasta el camarero del bar donde desayuno. Rajoy ya está amortizado y él lo sabe. Lo que era intuición es hoy certidumbre.

Pueden ocurrir multitud de circunstancias, porque en política los tres largos meses que faltan para las elecciones son casi una era geológica, y las variables son múltiples. Ya veremos. Pero a poco que acierte en este ejercicio de política ficción, sigo manteniendo la tesis de Feijoo candidato a la presidencia del Gobierno de España. Quién sabe?