Ondas gravitacionales

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

13 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las ondas gravitacionales, esas misteriosas ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo que predijo Einstein hace cien años, existen, según acaba de confirmarnos un grupo de científicos. Lo que no tenemos muy claro es su procedencia. Si vienen de las explosiones estelares en supernovas, como nos dicen, o de los encuentros entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

Porque ayer mismo se produjo otro torrente de ondas en la antesala del comedor de la Presidencia de la Cámara baja, donde se vieron. Rajoy, entre «caso aislado» y «caso aislado», y Sánchez, entre negociación y negociación, se citaron a las cinco de la tarde, que es la hora en la que se cita la burguesía británica para tomarse el té. Se citaron sin nada que decirse. Sin capacidad de hablar de futuro. Porque no se soportan.

Después de que el presidente dijese: «No sé para qué voy a reunirme con Sánchez», y este no le incluyese entre sus necesidades, y cuando el rosario de escándalos tizna al partido que pretende gobernar sin que sea capaz de sacudírselos, los dos líderes se vieron para hablar, fundamentalmente de Europa, como si el futuro europeo lo tuvieran que decidir ellos. Y poco más, porque el clima fue helado; ninguno de los dos se esforzó lo más mínimo por ser afable y porque, curiosamente, quien negó el saludo, por mucho que después tratasen de restarle importancia, fue el mismo que no dudó en proponer una gran coalición. No aclaró si la coalición propuesta sería de enemigos irreconciliables. Que es lo que ayer dedujimos del té de la cinco, pese a que Sánchez lo calificó de útil, como pudo calificarlo de sabroso y alimenticio.

Recordemos que las relaciones entre González y Aznar eran endemoniadas; pero nada que ver con las de los actuales líderes. Entonces saltaban chispas, que es un juego infantil, y ahora se producen ondas gravitacionales. Puede que en tiempo de Einstein estas perturbaciones gravitatorias tuvieran su origen en el espacio. Pero hoy la comunidad científica debe prestar atención a las relaciones de Rajoy y Sánchez, porque cada vez que se encuentran se produce un fenómeno violento. Y en uno de estos nos meten en un agujero negro. Ya lo verán.