Me escribe un buen amigo porque quiere promocionar lo que llama «la solución SIS». El acrónimo responde a las iniciales de las segundas del PP, de Ciudadanos y del PSOE: Soraya Sáenz de Santamaría, Inés Arrimadas y Susana Díaz. Para arrimar el ascua a mi sardina añade: «En línea con tu columna (se refiere a la del sábado pasado), no se han herido entre ellas, y ahora hace falta menos testosterona y más oxitocina, hormona del amor o de los mimos. Si dejamos que manden las mujeres -de alguna manera ya mandan siempre-, creo que nos iría muy bien».
Semejante solución disgustaría mucho a Podemos. Primero, porque dinamitaría su objetivo principal: unas nuevas elecciones en las que piensan que sobrepasarían al PSOE. Segundo, porque tampoco podrían sacar tanta ventaja de liderar la oposición: no les resultaría tan fácil arremeter con según qué cosas -casta, corrupción, vieja política- y, desde luego, nunca en el tono que emplearían con Rajoy, Sánchez o Rivera. La solución tampoco agradaría a algunos nacionalistas, especialmente si acordaran ceder la presidencia a Arrimadas, que acumula menos práctica de gobierno que las otras dos, pero quizá se explica mejor y es más nueva. Las tres tendrían mucho que ganar, personalmente y para sus partidos, lo que evitaría peleas.
Un think tank próximo al Partido Socialista francés predice «una sociedad más joven, más diversa y más feminizada», y que «la clase trabajadora ya no será el corazón del voto de izquierdas». Podemos parece pensar lo mismo. De hecho sus cuadros responden bien a esa foto y, al menos aparentemente, sus votantes también. La solución SIS podría pillarles en fuera de juego, pero suena descabellada.
@pacosanchez