Pobre clase media

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

23 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Me lo cuenta una persona sabia, que conoce los entresijos de los mercados financieros y de la economía, con los ojos todavía como platos ante los gráficos de la noche electoral:

-Esto pasa por destruir la clase media. La gente ha votado a la desesperada.

La clase media es el gran logro de las democracias occidentales. En realidad, Occidente es su clase media. Estados Unidos, Europa, Japón o Australia solo se pueden comprender como la construcción progresiva que ha ido haciendo su sociedad civil, que siempre es la primera vapuleada en caso de emergencia -desde el drama cotidiano de la crisis hasta la tragedia atroz de una guerra- y que también es siempre la primera en ponerse manos a la obra para recoger los cascotes del suelo y levantar de nuevo su pequeño mundo.

Pero los cuatro grandes partidos que el domingo se repartieron los escaños en un inquietante empate técnico a dos bandas se olvidaron por completo en sus programas, debates y discursos de esa zarandeada clase media a la que en los últimos años han enviado a la cola del paro o, en el mejor de los casos, le han rasurado el salario hasta poner en duda su propia pertenencia a ese privilegiado segmento de ciudadanos.

La clase media, que sostiene la micro y la macroeconomía con sus impuestos, su consumo, sus ahorros y sus inversiones, ha sido meticulosamente humillada y devaluada durante el último lustro, y para sobrevivir ha tenido que refugiarse en esa habitación del pánico llamada familia. Llegó un momento en que solo ese último búnker, donde la pensión de la heroica abuela se multiplicaba como en los tiempos más crudos, funcionó como cortafuegos ante lo que en sociedades más individualistas hubiese degenerado en un pavoroso estallido social.

Pero nadie se acordó de todo eso en la campaña y muchos ciudadanos, convencidos de que ya no tenían nada que perder, optaron por un voto de venganza contra el sistema. Es lo que sucede cuando abandonas a los pies de los caballos a la clase media: que acaba por dimitir de sí misma y se arroja en brazos de trasnochados y mesiánicos telepredicadores.