Birmania y Myanmar

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

19 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las diferencias de criterio sobre cómo nombrar algunas ciudades y hasta varios países es causa de que el lector, el radioyente y el televidente se encuentren con frecuencia con noticias donde los mismos hechos parecen desarrollarse en escenarios distintos. Un caso paradigmático es el de Birmania, país de Asia que para muchos medios de comunicación e incluso Gobiernos -entre ellos el español- es Myanmar. Este es el nombre establecido por el Gobierno militar de aquel país en 1989.

Son muchos los países y las ciudades que en las últimas décadas han cambiado de nombre, lo que ha sido reconocido en todo el mundo, adoptando la forma del topónimo propia de cada lengua. Entre los primeros aparecen, por ejemplo, Zimbabue (como colonia fue Rodesia del Sur), Zambia (Rodesia del Norte), Burkina Faso (Alto Volta), Benín (Dahomey) o la República Democrática del Congo (Zaire). Ciudades que cambiaron de nombre son, entre otras, San Petersburgo (ya se llamó así hasta 1914, después fue Petrogrado y más tarde Leningrado), Volgogrado (fundada en el siglo XVI con el nombre de Tsaritsin, en 1925 se le dio el nombre de Stalingrado, denominación que le duró hasta 1961), Kisangani (hasta 1966, Stanleyville), Malabo (la Santa Isabel de la colonia española)...

Una colonia se independiza, un país cambia de régimen político, el prohombre que fue epónimo de una ciudad cae en desgracia y la toponimia se renueva, sin que nadie ponga muchas pegas. Sí hay resistencia a llamar Myanmar a lo que conocíamos como Birmania; a convertir a Rangún, la que fue su capital, en Yangoon o Yangón; en designar como Mumbay a la populosa ciudad india de Bombay o como Kolkata a Calcuta. Son mudanzas acordadas por las autoridades locales, que unos aceptan y otros no. Algunos de estos, por razones políticas, que son las que mueven a muchos de los detractores de la forma Myanmar, impuesta por la dictadura militar. Para otros, la razón de mayor peso es que los casos mencionados, Myanmar, Yangoon, Mumbay y Kolkata, no son auténticos cambios de nombre, sino otra forma, la local, de los anteriores topónimos.

Así, Birmania (en inglés, Burma) y Myanmar corresponden al nombre del país en la lengua del grupo étnico mayoritario, los bamar. En birmano, Myanma, sin r, es la forma escrita y literaria de designar al país, mientras que Bama (de donde proceden Burma y Birmania) corresponde a la expresión oral y coloquial.

La Academia Española es partidaria de aceptar los nuevos topónimos cuando se trata de verdaderos cambios de nombre y de mantener las formas tradicionales asentadas en español cuando las innovaciones son meras restituciones injustificadas de la forma local.