De puñetazos y votos

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

17 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía David Lloyd George que las elecciones pueden ser la mayor venganza del ciudadano porque la papeleta es un puñal de papel. Era un político galés. Liberal. Casi fue linchado en Birmingham por su oposición a la guerra de Sudáfrica. Llegó a ser primer ministro británico y fue un encendido defensor de las políticas sociales. Él, a principios del siglo XX, sabía que, a pesar de todo, la palabra y el voto son dos de las armas más poderosas de la Humanidad.

Han pasado cien años. Golpear a un candidato en campaña electoral en un país democrático solo puede ser un síntoma de enfermedad moral o de perturbación mental. Jalear al agresor, como hicieron algunos de los presentes en el ataque a Mariano Rajoy en Pontevedra, es una prueba lamentable de que Joseph Goebbels no iba tan desencaminado al asegurar aquello de que es más sencillo de lo que parece alimentar a la turba. ¿En qué pensaban los palmeros? ¿En reformar la Constitución para incluir el derecho a pegarle a una persona en plena calle porque no piensa igual que uno mismo? Es cierto que pocas cosas hay más sencillas que la violencia. No se necesita un talento especial. Ni preparación. Ni siquiera argumentos. Pero la inteligencia permite otras opciones. No es necesario ni convertirse en un borrego ni ser el líder de la manada de las hienas. Hay que levantarse, sí, pero para ir al colegio electoral. Hay que alzar la mano, pero para votar. Hay que enfrentarse, pero a las propias miserias antes que a nada. David Lloyd George también comentaba que la libertad no es simplemente un privilegio que se otorga, es un hábito que ha de adquirirse. Visto lo visto, vamos a tener que entrenar.