El cambio climático

José Ramón Amor Pan
José Ramón Amor Pan LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

16 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Terminó en París la cumbre sobre el cambio climático. No cabe duda de que esta reunión será recordada como un triunfo político. Ahora bien, ¿servirá para algo el documento aprobado, podrán ahora los países cumplir el compromiso ahí contraído? Siento mucho aguar la fiesta, pero no comparto el optimismo que manifiestan algunos. Para entender mi postura, basta con ir a las hemerotecas y ver el ambiente eufórico que se vivió en Río de Janeiro en junio de 1992, durante la Cumbre de la Tierra, similar al actual; y, al mismo tiempo, ver los resultados prácticos alcanzados en estos años: muchas palabras, muchas reuniones, escasos resultados.

El peligro es máximo, lo sabemos bien. Aclarado el objetivo, y lo tenemos aclarado desde hace mucho, el problema es poner los medios. Y aquí está el meollo de la cuestión, porque las personas somos cortoplacistas y muy individualistas. Lo que se requiere es, ante todo, un compromiso personal, y yo esto no acabo de verlo. Y menos en nuestros políticos, que solo fueron a París a hacerse la foto. Necesitamos amar la Tierra, una mística de amor por el planeta y sus criaturas, una espiritualidad que anude ética, estética y política. El acuerdo de París carece de esa mística, carece de la ambición necesaria y no contribuye a movilizar conciencias, que es lo que la situación demanda, como ya Potter, el fundador de la bioética, vislumbró con gran clarividencia en 1971.