No es una sorpresa, es la prueba de una guerra

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

15 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cuántas personas más tendrán que morir para que nos demos cuenta de que estamos en guerra contra el terror? ¿Cuántos impactos más tendremos que sufrir para concienciarnos de que, aunque nosotros no queramos, ellos, los terroristas sí quieren y ya no podemos seguir escurriendo el bulto? ¿Hasta dónde podrán elevar nuestros Gobiernos el estado de emergencia antes de que nos unamos todos de verdad para combatirlos? Sí, es duro, muy duro, muy triste y muy indignante, pero estamos metidos hasta el cuello en un conflicto del que no vamos a salir indemnes y que tenemos que afrontar ya no con nuestros flamantes sistemas democráticos y nuestro respeto por la ley, sino con la colaboración directa, cercana y decidida de todos los europeos, incluidos los musulmanes venidos de otros países que se han instalado en nuestras sociedades y viven en paz y armonía con nosotros y también los musulmanes que viven en oriente y anhelan lo mismo.  El que Daesh -y no el Estado Islámico, porque este grupo de criminales no son ni un estado ni islámico- haya reivindicado la serie de atentados cometidos la noche del viernes en París no ha supuesto ninguna sorpresa, sino solo la constatación de la guerra que mantienen contra todos los que no son como ellos. Y cuando digo todos, también hay que mencionar a las víctimas musulmanas de sus atentados, incluidos los que tuvieron lugar en el Líbano hace unos días, o los kurdos, yezidíes, árabes cristianos y chiíes que han caído bajo sus cuchillos desde su irrupción en la provincia de Mosul en junio del año pasado. El dolor que nos desgarra y la solidaridad que sentimos no pueden traducirse en actos irreflexivos. Es hora de sentarse a trabajar para elaborar una estrategia conjunta, para comprometernos en una lucha común, en afrontar la pena y la rabia unidos, europeos y orientales, cristianos y musulmanes, contra nuestro enemigo. La unidad, la serenidad y la persistencia son las mejores armas contra el fanatismo y el terror.