Todo irá a peor

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

15 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las torres gemelas se desmoronaban ante nuestros ojos en el televisor y aquello era tan fascinante como una buena película de acción. Fue la primera emisión en streaming de un suceso planetario, los ruidosos títulos de crédito de esta realidad a través de la pantalla en la que ahora vivimos casi todos. Quizás por eso pensamos que al día siguiente las cosas seguirían igual, que podríamos continuar con nuestras vidas. Siempre es difícil pronosticar el alcance de un duelo. Hay muertes tan devastadoras que solo se reconocen cuando pasa el tiempo y palpas al fin el agujero irreparable de la ausencia. El estruendo sanguinario del 11-S impidió que ese día viéramos que lo que enterrábamos era buena parte de lo que en ese momento éramos y que lo que venía por delante iba a ser definitivamente peor. Desde entonces, cada vez que se cierra una frontera, perdemos algo. Los escombros de la zona cero engendraron la sospecha como sistema de relación, quebraron la frágil armazón de la confianza, que en la mejor versión de la humanidad nos permitió vivir juntos en la diferencia y enriquecernos en la mezcla y en la convivencia con el otro, la esencia final del progreso y el bienestar. La herencia maldita del terror es el miedo y ese miedo no ha hecho más que extenderse y sofisticarse, alimentado por el fanatismo de los que se inmolan y por la soberbia de los que creen que el mundo es como una mansión victoriana en la que hay una planta principal y un sótano en el que se hacina la chusma. Reconozcamos que todo ha ido peor desde el 2001 y que todo irá peor tras el 13-N. Ayer el ejército volvió a las calles de París y hubo quien recordó la ocupación nazi. Hace dos días Tony Blair pidió perdón por invadir Irak. Malos tiempos.