Los niños

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

11 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando uno ve por la televisión niños que cantan canciones de mayores y que se emocionan y hablan de «el sueño de mi vida», y se derrumban porque el jurado de La Voz Kids los expulsa y desbarata su carrera, a uno le entran ganas de llamar al fiscal de menores para que les quite las custodia a sus padres. Hubo un programa parecido con animales amaestrados, y Frank Cuesta se lo cargó de un plumazo con un simple vídeo donde denunciaba el maltrato de los domadores. A estos niños, que deberían estar jugando o, a lo más, bailando y haciendo el tonto para sus abuelos, los exhiben sus padres si pudor.

Pero lo que hemos presenciado esta semana con Andrea es una lección de dignidad de unos padres serenos y sensatos que exigieron -y consiguieron- que el ruido de La Voz Kids cesara por un momento y se pudiese ver lo más evidente: que frente a la fama, frente al «sueño de mi vida», se encuentra la vida real, y que no hay que ponerse estupendo y grandilocuente cuando la vida se acaba.

A mí, en medio de todo el circo organizado por el juicio de Asunta, lo que más me admira son los retazos que a veces nos muestran o nos cuentan de la vida de la niña, que se ríe, y toca el piano, que es alegre, bromista y sensata. Es decir, a mí lo que más me sorprende es la dignidad de la niña china que vino a morir a una cuneta de Rois. Y creo que sobrevalorando la infancia la estamos alejando de la sociedad y estamos haciendo que ser niño sea algo raro. Cuando un niño es solo un niño, que no es poco.