El tridente de la Moncloa

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

03 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A efectos periodísticos, el presidente Rajoy le concedió una entrevista a Gloria Lomana. A efectos políticos, cometió la pequeña descortesía de anunciar la fecha de las elecciones generales en una televisión, Antena 3, en vez de hacerlo con toda formalidad en un comunicado oficial de la Presidencia. Y a efectos prácticos, mostró el tridente, las tres grandes líneas de su estrategia para intentar una nueva victoria el 20 de diciembre, entre gente satisfecha por la paga extra, el ambiente festivo de la Navidad y todo el mundo soñando con el gordo de dos días después.

Punto primero de la estrategia presidencial: identificar al adversario para que sus soldados portavoces sepan contra quién disparar. Ese rival a batir es el Partido Socialista y, personalmente, su secretario general, Pedro Sánchez, por quien Rajoy siente un aprecio intelectual perfectamente descriptible. La doctrina de la ofensiva es pregonar que las ideas de Sánchez son ocurrencias; que pacta con los más radicales, aunque no quieran la unidad de España, con tal de desalojar al PP; que pondrá en peligro la excelente marcha de la economía y que vaya usted a saber lo que nos depara con su falta de experiencia. El fantasma que se agitará será el de un pacto con Podemos, que asusta mucho a las buenas gentes de derechas.

Punto segundo, el autoelogio, porque Rajoy no es como Artur Mas: como no tiene el escondrijo de la independencia, no le queda más remedio que someter a examen sus resultados de gobierno y convertir las críticas en elogios recordando, por ejemplo, que gracias a su dontancredismo España no tuvo que ser rescatada ni intervenida. El crecimiento de la economía en el verano juega a su favor y, aunque haya recaída en el último trimestre, ese dato no llegará hasta después de las elecciones. El tiempo juega a favor del poder. Nos espera, en cualquier caso, una temporada de exaltación de méritos y un aluvión de avisos de peligros, por si a este país se le ocurre virar a la izquierda.

Y tercer punto, menospreciar a los emergentes. Para ello toma una frase de Eugenio D?Ors, que él presenta como dicho popular: «Los experimentos, con gaseosa, no con champán». En ese paquete experimental están Ciudadanos, que en Cataluña consiguió meter el miedo en el cuerpo al aparato del PP, y Podemos, que no quita votos conservadores, pero también asusta. De lo que no estoy seguro es de que sea acertado menospreciarlos, ni a los dos citados ni a las agrupaciones o candidaturas de unidad popular que se puedan consolidar en estos meses. En las elecciones municipales hicieron valer su penetración social. En las generales no lo tienen tan fácil, pero roban votos. Y sobre todo, no hay enemigo pequeño. Y en las urnas, mucho menos.