La miss y el nobel

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

19 sep 2015 . Actualizado a las 10:06 h.

Uno de los capítulos de la ortografía más abiertos a discusión es el de las mayúsculas. Los nombres de los premios pueden ser un ejemplo. Según la ortografía de la Academia, deben escribirse con mayúscula inicial todas las palabras significativas que forman parte del nombre de premios: el Premio Cervantes, los Premios Príncipe de Asturias, el Premio Nobel de la Paz. Añade que la denominación de cada una de las categorías de los «grandes premios internacionales» se escribe con mayúscula inicial en todos sus componentes significativos: Hoy se falla el (Premio) Nobel de Física; Su labor ha merecido el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Prescribe, sin embargo, la escritura con minúscula de las categorías de «otros premios, en especial los cinematográficos o musicales», salvo en los nombres propios: Es candidata al Goya a la mejor interpretación femenina protagonista; Ha ganado el Grammy al mejor álbum latino. Músicos y cineastas deben estar un tanto mosqueados a estas alturas por la aparente discriminación que rezuma ese criterio. La norma de la Academia, no muy coherente desde un punto de vista teórico, resulta bastante práctica. Así, Premio Pulitzer por Reportajes de Noticias de Última Hora parece excesivo frente a Premio Pulitzer por reportajes de noticias de última hora.

También dice la Ortografía que cuando el nombre propio de un premio designa el objeto con el que se materializa su concesión o a la persona que lo ha recibido, debe escribirse con minúscula, ya que en ese caso pasa a funcionar como nombre común: Coppola posó con su óscar ante los periodistas; Esta noche entrevistan al nobel de literatura de este año. Tanto óscar como nobel son nombres propios que se han lexicalizado y que aparecen como comunes en el Diccionario. Pero en otros casos en los que en la denominación del premio hay nombres propios, la misma solución puede resultarle indigesta a más de uno: ¿Hemos de referirnos a Francis Ford Coppola, galardonado este año con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, como el premio princesa de asturias de las artes 2015? ¿O será mejor mantener las mayúsculas en los elementos de la denominación que son nombres propios?: Francis Ford Coppola, premio princesa de Asturias de las artes 2015.

Frente a esto, chocan el uso asentado y generalizado de miss con mayúscula tanto cuando se trata del nombre de un certamen de belleza como aplicado a la moza estupenda distinguida con él: Comienza el concurso Miss Italia; Clarissa Marchese, Miss Italia 2014. Si Cela fue nobel de literatura, a Clarissa debería llegarle con ser miss Italia. En cuanto a la adaptación de miss como mis, propuesta por la Academia, o su escritura en letra redonda, ya más como palabra internacional que como inglesa, eso ya es otro debate.