Medio millón de afectados

María Xosé Porteiro
María Xosé Porteiro HABITACIÓN PROPIA

OPINIÓN

07 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si pretendían solventar el trance al calor del silencio veraniego, el tiro les ha dado en el pie porque más de 200.000 personas inundaron las calles de Vigo en una protesta masiva para que la Xunta se replantee la decisión de abrir un hospital sin las garantías mínimas de eficacia y calidad de gestión. Un proyecto mal planteado que será una piedra difícil de superar en el futuro balance del Gobierno gallego. Rectificar es urgente, persistir en el error solo dará más argumentos al estado de alerta ante el desmantelamiento de servicios sanitarios ubicados en zonas asequibles y cómodas para la ciudadanía: el histórico Pirulí, el Hospital Cíes, el Centro de Especialidades de Coia... se mantiene Povisa, curiosamente el único concertado público-privado.

Si alguien pretende consolidar la privatización de los servicios sanitarios tendrá que darse la vuelta o se marcará un gol en la propia puerta. La externalización de servicios como la restauración -que se sustituyen por un cátering-, el mantenimiento de lavandería y asuntos de intendencia, o el aparcamiento privado sin opción a un espacio público son de por sí evidencias de por dónde van las intenciones. Pero, además, sorprende la zafiedad con que se ha programado el traslado de pacientes, personal y equipos a un edificio que no ha sido sometido a una imprescindible prueba de estrés para garantizar su operatividad. ¿Quién ha diseñado este traslado, revisado los falsos techos de los quirófanos, autorizado pruebas diagnósticas en camiones situados en el exterior de un edificio? ¿Quién contrató a los ratones...? Aquí hay truco, trampa, desidia, negligencia, o todo a la vez y ya no valen paños calientes, ni visitas con abucheos a responsables políticos que deberían avergonzarse y pedir perdón por su ineficacia, porque con la salud no se juega y con la ciudadanía tampoco.

El problema existe, solo es preciso que se asuma y haya una reacción rápida con soluciones creíbles y asunción de responsabilidades políticas. Que se explique qué justifica las prisas, por qué el personal dedicado hasta ahora a cocinas o lavandería tiene que ser derivado a otras actividades para las que ni está cualificado ni fue para lo que hizo en su día una oposición, o por qué no se habilita un espacio específico para aparcamiento en un entorno que si de algo dispone es de terrenos no edificados. Esto no se va a olvidar de aquí a las elecciones gallegas, por más que se quiera silenciar; o se frena ahora o después vendrá el llanto y el crujir de dientes de los incompetentes. Mientras tanto, encomendemos nuestra salud a la bondad divina y asumamos que el estrés es para nosotros, jugadores a la fuerza de esta ruleta rusa en que se está convirtiendo la atención sanitaria en Vigo y su comarca. Total, solo hablamos de medio millón de afectados?