El imperio de lo efímero

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

07 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya nada es para siempre, ni los amores escritos en los troncos anatómicos de álamos y fresnos. Antes pintabas un corazón y dos nombres, unas flechas de Cupido y aquello, en su ingenuidad, era una evidencia de lo eterno. Ahora lo único eterno es el olvido. Se actúa, se hace, se edifica para la inmediatez del éxito. El único valor es el mercado. El comercio todo lo domina. Y domina tanto que hasta la política se ha convertido en un comercio. La política es la almoneda del presente. Todo se subasta. Todo se cambia por unos votos. No hablan de lo que van a hacer contigo (el administrado), no diseñan actuaciones a largo plazo ni pretenden un mundo mejor: solo intentan que lo efímero siga reinando en el reino de baratija de la actualidad. Nos ha vencido definitivamente el tedio de lo breve. La cultura clínex, de usar y tirar. Somos pasto de una pantalla que cambia cada segundo, que como una araña teje sus redes para estrangularnos, que se nos ha hecho imprescindible porque el mercado así lo ha querido. Soy de los otros, si es que quedamos algunos. Me fío de lo escrito en papel más que del fragor de la pantalla perpetua (como una condena sin revisión posible). Y sigo apostando, en un mundo donde lo clásico ha fenecido, por tiempos más halagüeños para el quehacer que ha levantado los cimientos de la humanidad: el arte, la política, la ciencia, o sea, la sensibilidad y el intelecto. Ya nada es para siempre. O sí.