El lago de los cisnes

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

19 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Algún día valoraremos la genialidad de quien tuvo la feliz idea de convertir el soñado Centro de Arte del Gaiás en una laguna; con jardín y todo. Porque entre las ideas barajadas es la más razonable y provechosa. Ya que no puede ser una piscina olímpica, un lago, pero con cisnes, que queda como muy señorial. Podríamos llamarle incluso «el lago de los cisnes», que como marca funciona muy bien y tiene multitud de adeptos.

Pero para eso no se puede soltar allí un cisne cualquiera. Han de ser auténticos, de cuello largo, y nada de alcatraces, frailecillos o pájaros bobos, que aunque también son palmípedos no tienen el empaque de los cisnes. Y cisnes cantores o cuellinegros, que son más rumbosos que los trompeteros, porque adaptarse a aquel entorno tan señorial requiere cierta pomposidad. ¿Hay algo más tierno y bucólico que unos cisnes navegando apaciblemente sobre las aguas al lado de unos edificios a punto de venirse abajo?

Cubiertas ya las necesidades de polígonos industriales, polideportivos y albergues para peregrinos, lo que Galicia necesita ahora es precisamente eso: lagos, lagos para cisnes. Hay que ponerse al día y ver lo que hacen países de nuestro entorno y ser agradecidos y reconocer la inteligencia de quienes levantaron una Ciudad de la Cultura en la ciudad de la cultura por excelencia. Deberíamos perpetuarlos en el recuerdo, poniendo a cada cisne que soltemos allí el nombre de tan originales dirigentes, sin olvidarnos de los socios bipartitos que dijeron y prometieron lo que luego no hicieron.

Quienes soñaron en levantar el Gaiás deseaban convertirlo en un centro mundial; desconocemos de qué, pero en un centro mundial. Y lo han conseguido con creces. Por eso le asiste la razón a Pedro Puy cuando se pregunta cómo se van a exigir responsabilidades a quienes quisieron colocar Galicia en el globo. Todo lo contrario, concederles las medallas Castelao en la modalidad de derrochadores ingeniosos.

No es descabellado colocar un lago en el Gaiás; nada de eso, porque además de para cuidar cisnes, los gallegos lo utilizaremos para ahogar allí nuestras penas de ver cómo los responsables de semejante disparate se van de rositas sin tener que dar cuenta de sus insensateces y desvaríos. Esos que nos desvalijaron 300 millones de euros.