Alambradas

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

17 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras la defensa kurda -integrada por los peshmerga del gobierno regional del Kurdistán de Irak, los guerrilleros del PKK de Turquía y las YPG, las Unidades de Protección Popular, formadas por kurdos y otras minorías de Siria-, en colaboración con el Ejército Libre Sirio, va liberando territorio, palmo a palmo, de las garras del Estado Islámico, la población civil siria huye como puede del conflicto. Atrapadas entre los islamistas, que no quieren que salgan del país para utilizarlos como escudos humanos, y los turcos, desbordados por los refugiados, estas personas desesperadas han cortado las alambradas que separan un territorio del otro en busca de seguridad.

Más de cuatro años después del inicio de la guerra civil siria y un año desde la ocupación del tercio norte de Irak por el EI, los refugiados sirios e iraquíes se cuentan por millones. Según la Agencia para los Refugiados de las Naciones Unidas, ya son casi cuatro millones los refugiados sirios contabilizados: 2,2 millones entre Egipto, Irak, Jordania y Líbano, y más de 1,7 millones en Turquía. Ello por no mencionar a los desplazados internos, que duplican estas cifras.

Ante la manifiesta pasividad internacional, la incompetencia del Ejército iraquí, el interés del Gobierno sirio por acabar con la oposición y la colaboración turca en apoyo de los islamistas, la población civil solo puede huir de los bombardeos.

Los turcos se han visto obligados a abrir las fronteras a esta marea humana, que ya inunda Italia, y que las devoluciones desde Francia y otros países no frenarán, porque nada detiene al que huye por su vida y no tiene nada más que perder.