Los kurdos vencen a Erdogan

OPINIÓN

11 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

80 de 550, poco más del 12 %, pero un logro histórico, un hito sin parangón desde la proclamación de la República de Turquía en 1923. No solo porque el modesto y denostado partido de los gais, ateos y armenios (el HDP) puede formar un grupo en el Parlamento de Ankara, sino porque sin duda ha sido, una de las piezas clave para la pérdida de la mayoría absoluta del AKP, el partido islamista de Erdogan. La plataforma plural integrada por diversos partidos de izquierdas, verdes, feministas y los kurdos ha conseguido unir las voces discrepantes para frenar el proyecto presidencialista de Erdogan, a costa, eso sí, de renunciar a las aspiraciones independentistas kurdas, al menos de momento.

Y es que, desde el inicio de la andadura del Estado sucesor del gran Imperio Otomano, basó su consolidación en una feroz política de homogeneización étnica y cultural, o lo que es lo mismo, la supresión de cualquier elemento identitario diferente al turco. Ello supuso que a la minoría kurda -casi un tercio de la población, la única superviviente a las prácticas genocidas que exterminaron a más de un millón de armenios y asirios de 1915 a 1923, y otros tantos kurdos- se le negara su existencia, se le prohibiera el uso de su lengua e incluso se la denominara eufemísticamente como los «turcos de las montañas».

Tal es el pavor que los nacionalistas turcos tenían y tienen a la idea de una reivindicación de autonomía kurda que decidieron plasmar en la ley electoral un mínimo del 10 % de los sufragios para que cualquier partido político pudiera formar un grupo parlamentario. Por fin, el HDP ha logrado romper esa barrera para dar voz y voto a aquellos que no han podido callar ni siquiera con el uso de la fuerza.