Flaco servicio le haría el presidente Feijoo a Galicia si entre sus planes a corto plazo estuviera el salto a la política nacional. Las próximas autonómicas sin él como candidato serían un paseo militar para esas plataformas emergentes en donde la desorientación reina como itinerario político. El PSdeG, a pesar de lo que nos vende Pedro Sánchez, está en caída libre, y eso lo saben en Ferraz y en donde tienen por costumbre asar la manteca, por lo que poco freno puede suponer para las Mareas y demás fórmulas magistrales.
Para que no se dé la circunstancia de que Feijoo escuche los cantos de sirena de Rajoy primarán dos hechos por encima de todo. El líder del PPdeG tiene adquirido un compromiso con Galicia, y es hombre de fiar. O por lo menos a mí me lo parece. Y sobre todo, siendo hombre inteligente como es, sabe de sobra que su aventura como inminente ministro en la capital del Reino duraría menos que un caramelo a la puerta de un colegio, dada la más que segura derrota o victoria insuficiente del PP en la generales. Y en el caso que Rajoy no se presentara a la reelección, y él lo hiciera en su lugar, dudo que ser líder de la oposición le atrajera más que ser presidente autonómico. El eterno dilema acerca de si es preferible ser cabeza de ratón o cola de león.