Salud laboral

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

30 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera unidad hospitalaria de salud laboral se crea en Vitoria en el año 1982. Entonces gano la plaza por oposición en el Hospital de la Diputación Foral. Desde aquella historia han pasado muchas cosas. Pero la más importante fue la modificación de los criterios salud-trabajo, con dos escenarios acotados. El conjunto de tareas-maquinaria-medio debe ser evaluado como un espacio de riesgo para la salud, y así se realizan en las empresas los mapas de riesgos, los programas de prevención y la evaluación de la salud para el trabajo.

La medicina, además de mejorar hasta cotas inimaginables en la primeros dos tercios del pasado siglo, tiene dos pilares esenciales. La prevención y la valoración diagnóstica basada en la evidencia objetiva. En lo que podemos considerar como prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades orgánicas, aun con las restricciones económicas, nuestro país alcanza magníficos niveles en el sector público. Otra cuestión es la prevención y diagnóstico precoz de las enfermedades mentales.

Son las comunidades autónomas las competentes responsables de los planes de salud mental. Pero en materia de adaptación del trabajador al actual marco laboral hay mucho que demandar. Tanto por el incremento de las jornadas laborales hasta niveles que sin duda son causa del desarraigo familiar o simplemente motivo de fatiga física y psíquica, lo que se denomina como «síndrome de burnout». A ello contribuye la búsqueda de niveles de productividad para competir con las condiciones de trabajo de las economías emergentes.

Puedo recordar cómo el servicio del que era responsable realizaba los exámenes de salud de toda la plantilla de la recién creada policía autónoma vasca, incluidos los exámenes de salud previos a su ingreso. Los controles biológicos siempre han sido exhaustivos, otra cuestión muy diferente es la valoración continuada de la salud mental.

Todo lo que antecede viene a cuento del perfil médico laboral de un piloto que se encierra en la cabina de un avión de pasajeros y toma la decisión voluntaria de estrellarlo. Por si fuera poco, se filtra que había tenido trastornos mentales y que podía estar de baja por una recaída. Y es que otro problema es la dificultad para conocer los padecimientos de un trabajador sin vulnerar el derecho a la confidencialidad de los datos clínicos de su historial médico.

Algo habrá que hacer.