Apocalípticos e integrados

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

22 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo dijo hace tiempo el hombre de la pipa, de la rosa, del péndulo: Umberto Eco. Hay apocalípticos y hay integrados. Y parece que, al decirlo, anticipaba con esa división la España partida de este febril 2015 electoral. Los apocalípticos serían los que están hartos de los recortes. Los que quieren un cambio radical. Como los que proponen esa marcha sobre Madrid del sábado 31 de enero. Los integrados son los de siempre. Más o menos cabreados también, pero todavía a favor de las marcas clásicas, de la derecha a la izquierda. Los experimentos con gaseosa. ¿Quiénes serán más en las urnas? Ya se verá. Todavía hay mucho que andar. Hay tres claves aún por decantar. ¿Qué harán los enfadados de centro? ¿Qué harán los nuevos votantes, los jóvenes que se incorporan a la sana democracia? ¿Y a cuántos partidarios del inmenso y difícil de interpretar caladero de la abstención movilizarán los apocalípticos y a cuántos los integrados? Estarán frente a frente el voto de castigo y el voto del miedo, justa difícil de dirimir. ¿Cómo se moverá el fiel de esa balanza? La única encuesta que vale es la urna. Las elecciones responderán finalmente a esas tres claves o llaves para el poder. Y se celebran sobre un paisaje fundamental: cómo vaya la economía. Porque no lo duden. Cada vez que un integrado no sale adelante, porque la crisis vacía su bolsillo, nace un apocalíptico. Es así de sencillo. Nadie es un moderado cuando no tiene nada que moderar. Aunque si han leído el Apocalipsis también sabrán que termina mal.