Lo previsible

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

13 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

L o que les ocurre a los trabajadores de Alcoa de las plantas de A Coruña y Avilés era previsible. Y hasta razonable. Porque en un país en el que el Gobierno está dedicado a convencernos de que «la crisis ya es historia» y las grandes empresas aprovechan su debilidad y entreguismo para disponer a su antojo, era predecible que ocurriese lo que está ocurriendo. Que cientos de familias tienen su futuro en el aire por la incapacidad de quienes nos cuidan con tanto esmero y acierto.

La manera en la que el ministro Soria se lava las manos sobre el asunto Alcoa -no vamos a ser tan crueles de recordar los antecedentes históricos- es tan mezquina como las razones de la aluminera. Porque la empresa recibió en la última década para estas dos factorías en riesgo 400 millones de euros por servicios de interrumpibilidad, el doble de lo que invirtió en ellas. Tampoco es cierto que Europa limite las ayudas estatales para la industria pesada, porque Francia y Alemania, en las que tanto nos miramos, sí lo hacen. Y tiene gracia que precisamente en Galicia tengamos problemas derivados de la energía; cuando en energía y en morriña somos excedentes.

Estamos ante un problema previsible. Por la incapacidad de uno y las ansias desorbitadas de negocio a cualquier precio, que está tan de moda y que sitúa a cientos de familias en la zozobra. Lo que pensamos los gallegos quedó dicho ayer noche en las calles coruñesas. Ahora falta que cumplan con su obligación y hagan su trabajo los ministros, conselleiros, presidentes y demás. Que para eso los hemos puesto ahí y financiamos sus vacaciones.