C uenta Ortega y Gasset en La rebelión de las masas, que la hiperdemocracia no es otra cosa que la situación que se crea en un país cuando la masa actúa directamente sin ley, limitándose a imponer sus aspiraciones y sus gustos.
En España el hiperdemócrata por excelencia es el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas.
Con sus reivindicaciones soberanistas saca a parte de la ciudadanía a las calles (la ciudadanía puede llegar a ser masa para Ortega y Gasset), pretendiendo saltarse a la torera la Carta Magna, de obligado cumplimiento para todos los españoles, los catalanes incluidos.
Sin ley que prevea esta posibilidad, y siguiendo con la tesis de nuestro más insigne pensador, no puede existir camino que nos conduzca a referéndum alguno.
Según la Constitución española de 1978, esa posibilidad no es viable, por mucho que se empeñe ahora el honorable en hacernos entender lo contrario.
Sería recomendable que el presidente de la Generalitat aparcara sus dosis ingentes de hiperdemocracia, y se reconvirtiera a la causa de los exclusivamente demócratas.
Aquellos que solo aspiramos a hacer lo que nuestro ordenamiento jurídico permite.
En caso contrario lo único que va a conseguir, y parafraseando nuevamente al filósofo, es que la democracia pase de aspiraciones e ideales a apetitos y supuestos inconscientes.