Lo suyo, lo nuestro

Manuel Cheda

OPINIÓN

11 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cobran más de 57.000 euros, no tributan por todo lo que ingresan, les pagamos hasta el ADSL en casa, a ojos de la Justicia son aforados, gozan de vacaciones casi de escolar y -lo más importante- por término medio representan cada uno a 36.634 gallegos, más gente que vecinos residen Carballo. Son nuestros parlamentarios, esas 75 mujeres y hombres que trabajan en la supuesta casa de todos, en teoría para todos y presuntamente solo guiados por el interés de todos. Se les supone responsabilidad, formación, criterio, educación.

Ayer, en el arranque del curso político, no dedicaron su tiempo a disentir sobre el paro, la economía, el fraude o la sanidad, que constituyen, de acuerdo con los últimos estudios de opinión, las principales preocupaciones de la ciudadanía. Tampoco a buscar salida a esos ninis que son legión. Ni siquiera a la utopía.

Al contrario, quisieron hablar de lo suyo, el poder, y con un lenguaje impropio de lo nuestro, soez. Añadieron registros a una lista ya bochornosa, la de los insultos intercambiados este último año y medio en la Cámara: «Gilipollas», «tonto útil», «macarra», «fascista», «sicario», «fea», «choni», «papahostias», «nazi» «chulo de barra americana»...

No es solo que la política, esta política de minúsculas, leyendo la crónica judicial apeste. Es que quienes la ejercen como profesión al más alto nivel a veces la embadurnan. Y luego, en un soliloquio absurdo, se preguntan sin respuesta: «¿Por qué desafección? ¿Por qué tú a mí?» Por eso, por ti.