La temporada de verano es un balón de oxígeno para casi todos los aeropuertos. Las compañías aumentan su oferta con precios más competitivos, más frecuencias y nuevos destinos. Pero en Galicia este fenómeno no supone un gran alivio para nuestras maltrechas estadísticas ni un descenso de precios especialmente significativo, ya que ese proceso es más acentuado en nuestro principal competidor. Oporto refuerza su oferta con una parrilla de destinos que multiplica casi por 4 la nuestra. Esto hace que sus precios, horarios y frecuencias sean mucho más competitivos. Y los viajeros gallegos que optan por Oporto en invierno siguen haciéndolo también en verano.
Deberíamos planificar y coordinar una oferta permanente en nuestras tres terminales para recuperar esos casi 800.000 pasajeros gallegos que usan Oporto, y añadir otros tantos de fuera de España. Si no lo hacemos, seguiremos con esos pequeños parches que añaden destinos temporales que apenas aportan pasajeros y que, además, tienen escasa incidencia en los precios, pues no existe competencia entre compañías aéreas.
el mapa de los aeropuertos