El aplauso regateado

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

08 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ya tenemos un nuevo misterio nacional: por qué el presidente Rajoy fue el único español que solo aplaudió al final el discurso del cantante Bono en el congreso del PPE de Berlín. Si este comentario fuese el guion de un concurso de la tele, propondría las siguientes opciones: A) Porque no le funcionaba la traducción simultánea y no se enteró de lo que Bono decía. B) Porque no encontró en el mando el canal de traducción al español. C) Porque él nunca aplaudió a Bono en el Congreso y no tiene por qué hacerlo en Dublín. Y D) Porque, de la misma forma que asegura no estar dispuesto a recibir lecciones de democracia del PSOE, no acepta recibir lecciones de cómo se defiende a España en el extranjero,

Si yo fuese el concursante, pediría el comodín del público entre las opciones A y B, pero creo que terminaría eligiendo la opción D. Y después pediría permiso al presentador para hacer el siguiente comentario. Si me está viendo, señor Rajoy, le tengo que decir una cosa: me tiene preocupado por su actitud ante ese dios de la música que es Bono. Que un tipo como él, con su prestigio y su resonancia mundial, eche en falta una campaña de difusión de España y sus productos, es la mejor propaganda que se puede hacer de nuestro país. Que lo haga por su propia iniciativa y sin cobrar, es para darle la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort.

Parece que los demás delegados españoles en el congreso del PPE lo han entendido así, y lo jalearon entre risas y aplausos. Nadie podía esperar ese arranque espontáneo de españolismo. Pero parece que usted lo entendió como una bronca; como la reprimenda de un artista que no entiende de política ni de economía y se permite el lujo de criticar a un presidente de Gobierno que pide liquidez, pero después le falta coraje para vender las bondades más exportables de su país. Y encima, lo entendió como una censura personal, porque lo citó por su nombre.

Yo no lo he visto así, pero es posible. Lo que quiero decirle es que, aunque fuese una crítica, merecía un reconocimiento. Si Bono echa en falta una mejor difusión de España, es que aprecia sus valores. Pero si el presidente de España lo toma con esa frialdad, es que algo falla. ¿Será, presidente, que usted recibe mal las críticas? ¿Será que le han cambiado el carácter y toma las ironías como una ofensa? Dígame que no, porque de lo contrario mal futuro tienen los que se atreven a discrepar de su política. Dígame que no, porque va a parecer usted un presidente endiosado. Dígame que no, porque de lo contrario hacerle una propuesta de promoción de España se va a convertir en un suicidio. Casi prefiero pensar que no se enteró de lo que decía Bono, porque no encontró el canal de traducción al español.