Mejor en las urnas que en las pistolas

OPINIÓN

22 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Representación teatral o final de la banda terrorista ETA? Esa es la pregunta que deja el comunicado leído ayer por los llamados verificadores, que no son reconocidos por el Gobierno español. Para el ministro del Interior, todo es una teatralización. Para el lendakari Urkullu, estamos en vísperas de que la banda se disuelva. Y está tan convencido, que no tiene inconveniente en reunirse con los terroristas para sellar el acuerdo final. Puede ser una foto histórica si, efectivamente, ETA desaparece de nuestras vidas y se queda como unas siglas de penoso recuerdo, cuya existencia solo sirve para revivir la cantidad de dolor que han causado.

Ahora estamos en un desafío importante. El Estado ha conseguido un éxito histórico a base de eficacia policial, presión social y aplicación de la ley. Es justo decir que el terrorismo de los 900 muertos ha sido derrotado por la democracia. El gesto esperado para confesar esa derrota ha sido dejar inactivo parte de su armamento, sellar varios zulos donde estaba oculto y anunciar una destrucción final de todas sus armas.

El primer problema es la credibilidad. No sabemos cuál era el estado de ese armamento. Ignoramos qué cantidad de armas tienen. Y, por supuesto, le damos un crédito muy limitado a los verificadores, que a veces parecen más agentes propagandistas de ETA que personajes con una documentación fiable.

Ante ese panorama de incertidumbres, este cronista quiere decir algo. Quiere decir que, cualquiera que sea el desenlace de la situación, los signos son positivos. Quiere decir que la vida civil ya había cambiado antes, porque ahora los cargos políticos no tienen que mirar debajo de sus coches buscando una bomba, y eso se debe celebrar. Quiere decir que hace solo dos años no era ni imaginable que llegaría una jornada como la de ayer, donde la mafia más criminal de la historia anuncia una forma de desarme. Y quiere decir que no hay por qué ridiculizar el gesto, como está haciendo una parte de la prensa. Es infinitamente mejor ver a ETA en esta posición, aunque teatralice, que imaginarla preparando bombas o limpiando cañones de sus pistolas.

Expreso estos sentimientos porque a veces es inevitable la sensación de que hay líderes políticos y de opinión que se entristecen de que ETA renueve el compromiso de no matar. Da la impresión de que la pacificación definitiva del País Vasco los deja sin argumentos o temen que los terroristas se integren en la sociedad. Pues habremos de verlo y ojalá lo veamos.

Pero miren: por desagradable que resulte, es cien veces preferible un etarra en las instituciones que matando a un guardia civil. Pero en España hay demasiada gente que piensa que contra ETA vivíamos y se gobernaba mejor.