Como dicen Rajoy y De Cospedal, la escisión de Vidal-Quadras no tiene nada que ver con la renuncia europea de Mayor Oreja, pero a nadie se le escapa que el movimiento del guipuzcoano constituye un jaque en toda regla a este PP de Rajoy. Mayor Oreja decide discrepar ahora haciendo noticia de algo menor, porque ya no sirve para liderar, los acontecimientos han superado sus posiciones políticas. Es así desde el 21 de febrero del 2012, cuando su partido votó en contra de una propuesta de ilegalización de Amaiur que presentó UPyD en el Congreso de los Diputados. Los de Rosa Díez cosecharon sus 5 votos a favor por 326 en contra y cero abstenciones, todos los diputados presentes en la Cámara, incluidos los del PP, le dijeron a UPyD que ETA es una cosa y Amaiur es otra. Jaime Mayor Oreja y Rosa Díez no distinguen, lo que en la política formal de nuestros días está tan fuera de lugar como suprimir las comunidades autónomas. Por esto nace Vox: porque hay una parte del electorado que, votando o no al PP, las suprimiría, otros prohibirían el aborto, algunos ya habrían encarcelado a Artur Mas y todos ilegalizarían a Amaiur, Sortu o cualquier cosa que se les parezca. Y es por esto que la ausencia de Aznar en Valladolid es, en términos electorales, un disparate. Es pronto para dar los números de Vox, porque exige valorar su impacto sobre el electorado actual del PP y otros votantes desmovilizados de este partido. Hay que esperar dos cosas: que Aznar se esté quieto sin que se ponga en marcha Aguirre, y que se publique el barómetro del CIS, que está al caer.
Ya habíamos advertido que este espacio electoral del nacionalismo español extremo estaba perfectamente configurado y esperando liderazgo desde la manifestación de la AVT de octubre contra la derogación de la doctrina Parot. Es extremo porque una España sin autonomías necesitaría, con mucha probabilidad, de la ocupación militar de Cataluña y el País Vasco para sustentarse. Suponíamos que Aznar y Esperanza Aguirre se encargarían de conducir el flanco derecho de su formación, que son 3,8 millones de electores de sus exiguos 6,3 millones actuales, de los que 700.000 son extremos aunque sigan votando a Rajoy. El periodista está obligado a escribir sobre estos fenómenos emergentes como Vox, el nuevo partido político de José Antonio Ortega Lara y Alejo Vidal-Quadras, y tiene que hacerlo en pleno caos, con Mayor Oreja dando la nota y Aznar la espantada. Así no hay quien trabaje, podría decirse desde nuestra profesión, porque nunca contemplamos actuaciones antieconómicas en términos de mercado: allí donde se toman demasiadas decisiones que cuestan votos, como esta de Aznar, el análisis del comportamiento electoral y de la opinión pública sobra. Pero lo mismo sucede en el PSOE, porque objetivamente (90 % de desaprobación), lo primero que tienen que hacer para intentar remontar es deshacerse del jefe. Volviendo a Vox, lo único cierto es que si está en la partida de las elecciones europeas obtendrá representación.
Jaime Miquel es analista electoral.