¿Arrepentidos?

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

02 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Donde la ley no distingue, no puede hacerlo el que la aplica. De ahí que la doctrina Parot recibiera varapalo en el Tribunal de Estrasburgo. Sin sorprender al Estado español, una de las razones por las que habilitó, con fines compensatorios, el reglamento para desarrollar la Ley de Víctimas, extendiendo su aplicación hasta amenazados desde 1960. La cuestión está en la oportunidad para la salida de asesinos convictos ante la indignación de las víctimas. Hasta en materia de asesinos hay clases. Los criminales comunes, y los que actuaron esgrimiendo razones políticas de conflicto por «derechos históricos de Euskal Herría». España siempre fue sensible a que señalaran la existencia de «presos políticos». La represión se extiende hasta 1975. Los primeros etarras son la vanguardia de la lucha por la libertad. Si bien, son incomparables las dos generaciones de abertzales. La que fue juzgada y condenada por el proceso de Burgos. La que surge con la democracia asentada y que emplea la tiranía del terror en nombre de su libertad. Siempre sostuve que eran devotos de la subcultura paranoide de la violencia para construir su país. Puede que hasta nos toque presenciar cómo a la salida del penal, tras el cumplimiento de la condena -limitada por Estrasburgo- son recibidos como auténticos gudaris que han cumplido heroicamente su destino. No hubo coraje para establecer la perpetua a determinados criminales, comunes y políticos Hay motivos para que las víctimas se sientan humilladas. No hay -salvo excepciones- pruebas de arrepentimiento por aquella lucha canallesca que parecía no tener fin, capaz de coartar todos los derechos humanos en una sociedad democrática. Y lo que nadie se atreve a decir. ¿Hay causalidad entre paz y supresión de la doctrina Parot? ¿Los liberados por Estrasburgo, están arrepentidos o son los héroes necesarios del conflicto? Parafraseando a Jorge Manrique: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!