Ni contigo ni sin ti

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

01 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El Partido Socialista tiene una vieja guardia que responde exactamente a su nombre: es vieja y es guardia. Como tal, actúa de depositaria y guardiana de las esencias de la socialdemocracia y resulta incapaz de percibir los cambios que se producen en la sociedad. Singularmente los producidos en Cataluña, que es donde nos jugamos el pellejo. En esto se parecen a los guardianes de las esencias hispanas que hay en el PP y en sus cercanías ideológicas y mediáticas. Y ya debieran ir sabiendo una cosa: cuanto más defiendan el discurso único, más dejarán a España sin referentes en Cataluña. Pueden seguir el camino del PP, al que la última encuesta otorga una intención de voto del 2,8 %. No es una errata: he escrito el 2,8 %. ¡Brillante resultado del discurso único!

Digo esto por lo que algunos miembros de la vieja guardia están diciendo sobre el PSC, el Partit dels Socialistes de Catalunya. Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra y otros veteranos roqueros se han lanzado a exigirle a Rubalcaba que rompa con ese partido hermano, porque ha dejado de ser socialista y solo es nacionalista. La derecha les aplaude. Los jalea. Les atribuye la exclusiva del sentido común en la izquierda. Cualquiera diría que están a punto de ser nombrados militantes honorarios del PP. Y en los medios informativos, lo simpático es sumarse a esa corriente.

Pues yo lamento no resultar tan popular ni simpático, porque no estoy tan seguro de que el divorcio entre los dos socialismos sea bueno para España. ¿Por qué? Porque romper es partir. Partir es dividir una fuerza política en dos. Y no hay votantes socialistas suficientes en Cataluña para nutrir a dos partidos de mediana presencia. Lo más probable sería que el PSC se quedase sin españolistas y el PSOE sencillamente sin catalanes. Es decir, el mismo destino del Partido Popular. O peor: según cálculos de un dirigente próximo a Rubalcaba, la marca PSOE obtendría hoy menos del 2 % de los votos.

Por tanto, la ruptura sería un suicidio. Sería destrozar para siempre al PSOE como alternativa de Gobierno del Estado. Y sería una desgracia para la idea de España en Cataluña, si es que todavía resulta salvable, que tengo dudas fundadas. El PSC es catalanista. Defiende, como la mayoría de la gente en aquella comunidad, una consulta legal. Y en esa consulta votaría por seguir en España. No es independentista. ¿Y estos suicidas del PSOE lo quieren echar? Espero que Rubalcaba consiga frenar esa corriente. Pero lo más inquietante es que quienes promueven esa ruptura alientan sin querer la ruptura de España. Con el PSC las cosas están difíciles, pero sin el PSC estarían imposibles. Y no solo para el PSOE. Estarían imposibles para España.