En primer lugar, el mero hecho de que Fernando Vázquez entrene un cambio de sistema ya supone un toque de atención a su plantilla. Le traslada que no está contento, que las cosas no están funcionando como debían y que hay que esforzarse por mejorar. El entrenador del Dépor demuestra cintura y esfuerzo en la pizarra y sobre el césped para exprimir el máximo provecho de su equipo. Para mí es un acierto. El cambio supone la entrada en el centro del campo de gente más específica, como Juan Carlos, pero sobre todo va a significar que Arizmendi juegue más centrado y adelante su posición. Borja es un futbolista con condiciones y hace dos o tres años todos lo considerábamos la perla del Atlético, pero quizá esté más a gusto jugando acompañado. Ahora contará con un apoyo que no le va a venir mal. Por eso el entrenador adelanta a Arizmendi, un todoterreno, un jugador de envergadura, pero técnica limitada. A lo mejor el Dépor pierde en circulación de balón, pero va a sacar provecho de un fútbol más directo y le permitirá tener más llegada en casa. Cuando comenzó la Liga todos destacábamos la irrupción en el juego de Culio y Rudy. Parecía que se iban a comer el mundo, pero al final se han ido difuminando. El Deportivo está echando en falta un delantero centro y un jugador de banda, pero los cambios de posición de Juan Carlos y Culio no van encaminados a eso. El primero es un futbolista entre mediocentro y mediapunta, y va a colaborar en la organización del juego. Culio es un jugador anárquico y no se puede considerar de banda. Jugará en la izquierda porque es zurdo y tiene buena técnica, pero rinde mejor con libertad de movimientos y en el balón parado.