Lo importante no es que comparezca el día 1, sino qué nos va a decir. Porque con los principios de que lo hace «a petición propia» y que dará su «versión», que a ver lo que tiene que ver con la realidad, lo mismo nos quedamos como estamos. O peor.
Lo de hacerlo a petición propia tiene su mérito, sobre todo después de que, por lo visto, toda la oposición, responsables de su partido, medios españoles y foráneos y la sociedad en general pidiera a gritos que no compareciese. Y lo de su versión, también. Porque dice la RAE que versión es «el modo que tiene cada uno para referir el mismo suceso». Y el mismo suceso, la financiación del PP, Bárcenas y los sobresueldos, puede abordarse de muchas formas. ¿Va a decirnos el presidente que el PP se financia legalmente, según el Tribunal de Cuentas, o va a reconocer la realidad? ¿Va a decirnos que Bárcenas dejó de ser leal y honesto y es un pirata? ¿Negará que lo protegió, le pidió calma y le dio ánimos? ¿Va a contradecirse y reconocer que los apuntes contables son reales? ¿Puede negar que los sobresueldos volaban por los pasillos de la sexta planta de Génova?
Sería un error histórico no cerrar definitivamente la desconfianza ciudadana y la crisis institucional. Pero Rajoy es capaz de todo.