El portazo y el Partido del Futuro

Jaime Miquel
Jaime Miquel TRIBUNA

OPINIÓN

03 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El texto saliente de la comisión encargada de tramitar la ILP Stop Desahucios lo hizo con los votos contrarios de toda la oposición, defraudó a los promotores de la iniciativa, a los 1,4 millones de firmantes y al 87 % de los ciudadanos de 18 y más años de edad (Metroscopia, febrero del 2013). La ruptura con el sistema de representación quedó planteada cuando el Grupo Popular admitió a trámite la iniciativa, porque la mayoría social había emplazado al Parlamento a respetar su esencia. Las declaraciones de los portavoces de Stop Desahucios nos dijeron que el texto saliente ha sido recibido como un portazo; luego estamos donde estábamos en febrero, pero ya hemos constatado la ineficacia de este procedimiento para conseguir que se imponga la voluntad de la mayoría social. También ha servido este desenlace para confirmar la inutilidad del Parlamento y de todo el sistema de representación, que finalmente desprotege a las mismas personas a las que exige que asuman las deudas que han contraído los bancos, las empresas y las Administraciones públicas. Esta exigencia ha fracturado las contiendas electorales en los Estados endeudados del sur de Europa, de modo que unos electores, los de Rajoy o Berlusconi, Rubalcaba o Bersani, están dispuestos a cualquier solución del problema y a cualquier sacrificio con tal de permanecer en el sistema euro, mientras que otros no piensan pagar una deuda que no han generado, tenga esto las consecuencias que tenga. En Italia, estos electores insumisos votan a Cinco Estrellas; en España, lo más parecido que tenemos son los votantes de Compromís y de Anova, porque la mayoría están en la abstención. Es decir, existen, se están organizando en modo electoral a partir de los movimientos ciudadanos y son la vanguardia de la revolución ciudadana en red que se está produciendo en esta región del continente, sin líderes ni nomenclaturas.

Ada Colau es encumbrada por unos medios que luego juegan con su figura al servicio de conjeturas interesadas, lo que evidencia que aún no se han enterado. El significado de Ada Colau es que cualquier ciudadano, diciéndole las cosas claras al sistema, es más atractivo para las audiencias que el más taquillero de los líderes mediáticos a su servicio. Lo que hay que decir es tan sencillo que lo puede hacer cualquiera, y esto nos conduce al factor que ya está aglutinando a las plataformas y los movimientos sociales enfrente del sistema: se llama Partido del Futuro, y es un proyecto científico donde representar solo es esto; el líder no existe porque lideran los ciudadanos y la vanguardia está en la Red. Por sus conceptos, parece inspirado en los trabajos del sociólogo Manuel Castells, esenciales para la comprensión de los procesos de comunicación, empoderamiento y movilización de las personas en la sociedad en red del siglo XXI. Si no nos equivocamos, reúnen método y conocimientos sobrados para formular el espacio ciudadano de ruptura en modo electoral y ganar cualquier contienda.