El alumno modelo de acreedores y troika vuelve a optar por castigar a sus asfixiados conciudadanos. Es lo que tiene buscar mantener ese título siguiendo los objetivos de déficit dictados por Bruselas y Berlín. Poco importa que los castigados portugueses tengan que afrontar más recortes en educación, sanidad, seguridad social, después de soportar paro y subidas de impuestos. Y poco importa que los severos ajustes no hayan logrado los efectos esperados, hayan hundido más en la recesión al país y sumido en la pobreza a sus habitantes.
Para Passos Coelho la culpa es del Constitucional al echar al traste sus recortes salidos de las extras de los funcionarios y pensionistas, las pagas al desempleo y las becas a profesores e investigadores. Los huevos ya se venden por unidad en Lisboa, denunciaba un diario luso. No importa, la austeridad sigue adelante. La peligrosa austeridad Al igual que las protestas y las huelgas, por ahora pacíficas.