El otro día, en un programa de debate, la moderadora preguntaba si un nacionalista nace o se hace. La respuesta no admite dudas: un nacionalista se hace porque el nacionalismo no tiene base biológica heredable: no existe el gen del nacionalismo. El sentimiento nacionalista surge a través del desarrollo social del individuo y está vinculado a un territorio, una sociedad y una cultura. Una persona puede ser nacionalista porque desde la infancia mamó ese sentimiento en su casa, en la escuela, en su ambiente social, o porque de adulta se convierte al nacionalismo por convicción personal, o por conveniencia, o, incluso, por miedo.
Los ciudadanos tienen derecho a sentirse como quieran y de donde quieran. Si democráticamente una mayoría cualificada de cualquier pueblo o territorio quiere separase y formar un Estado propio, debe poder hacerlo asumiendo todas sus consecuencias, buenas y malas, y respetando los derechos de todos los ciudadanos sean nacionalistas o no. No se puede ir en contra de la voluntad mayoritaria de los pueblos porque ni es democrático, ni sensato, ni inteligente.
El problema con el nacionalismo surge cuando se convierte en ultranacionalismo, que se caracteriza por ser disgregador, xenófobo, belicoso, represor. Los ultranacionalistas en el fondo no son demócratas, ya que quieren imponer su lengua, su cultura, el pensamiento único, y discriminan al que no piensa como ellos; son gente peligrosa, son liberticidas, son fascistas. Lamentablemente en España cada vez abundan más este tipo de individuos y son muy peligrosos.
No entiendo que líderes políticos de partidos democráticos antepongan su objetivo nacionalista, que siempre es la independencia, frente a temas que deberían ser mucho más importantes como el bienestar de los ciudadanos y la libertad. No entiendo que en Cataluña se cierren hospitales y sin embargo se mantengan embajadas o varias cadenas de televisión autonómicas. No entiendo que en el País Vasco se justificase el asesinato o la extorsión en aras de la independencia. No entiendo que se quemen unas banderas y se adoren otras: ¿qué mensaje se pretende enviar con ese vandalismo?
Políticamente hablando, en España conviven los nacionalismos español, catalán, vasco y gallego, aunque también existen nacionalistas en otros territorios. Pero también en España hay muchas personas que lo que quieren es vivir en una sociedad libre, democrática, plural, que antepone el bienestar de las personas, la solidaridad, la libertad y el respeto hacia todos, a una lengua, un himno, unas fronteras, sean cuales sean.
Me siento profundamente gallego y podría vivir en una nación llamada Galicia, pero tampoco tengo problema alguno en compartir un país con las gentes de otros lugares de España. Voy más allá, creo que lo ideal sería una República Federal Ibérica en la que se respetase la cultura y costumbres de todos los pueblos de la península pero donde existiese un sentimiento y una voluntad comunes de pertenecer a un país solidario, fuerte para defender sus intereses y moderno.
Soy partidario de que se haga un referendo en Cataluña, el País Vasco, Galicia, o donde una mayoría de los ciudadanos lo reclamen. Prefiero que los catalanes sean independientes a que se encuentren incómodos en España. Yo quiero vivir con quien quiere vivir conmigo y no quiero vivir con el que no lo quiere. Prefiero la solidaridad al separatismo, los puentes a los muros, la libertad a la represión.