Empezó la NBA con susto. Se le notaba el miedo hasta a Jack Nicholson, experto en hacer que los demás sientan terror, como en la magnífica película El resplandor. Pero Jack estaba asustado por la marcha de su equipo. Los Lakers comenzaron esta temporada negados para la victoria, justo cuando parecía que eran otra vez candidatos a todo, con el fichaje del gigante Howard y del base Nash. No salía el hilo del juego y hubo que cambiar de entrenador. Dicen las crónicas que ahora los Lakers corren y que Gasol se ha puesto terrible. Tal vez motivado por superar los quince mil puntos de su historia en América. Ahora está D?Antoni en el banquillo y los que lo tuvieron de técnico, como Garbajosa o Sergio Rodríguez, dicen que el espectáculo está garantizado. Que será divertido verlos jugar. Aunque de ahí al anillo, hay un mundo de partidos. Nash, lesiones aparte, parece el Frodo perfecto para llevar a sus compañeros hacia la conquista de nuevo del anillo. Por delante tiene a Kobe Bryant que quiere seguir agigantando su leyenda, a Pau Gasol, que con dos títulos no le llega, y a Howard, que se ha instalado en Los Ángeles para ser campeón, no para ir a la playa. La esperanza es lo último que se pierde.