El 20 de noviembre, día en que escribo esta columna, no es un día cualquiera para todas las personas que sufrimos, en tiempos frágiles de aprendizaje vital, las miserias y humillaciones que nacen y se reproducen cuando no existe libertad. El 20 de noviembre es también un día significativo para Mariano Rajoy. Porque fue ese día del año 2011 cuando el Partido Popular ganó las elecciones generales de forma abrumadora y ese señor se convirtió en presidente electo del Gobierno español. Arropado por un conjunto de promesas que, un año después, deberían traducirse en políticas y resultados concretos. Pues bien, transcurrido ese tiempo parece sensato hacer balance y observar cómo está la realidad económica y social del país.
Varios indicadores son aquí imprescindibles. Unos están asociados al empleo y a la renta y otros a la pobreza y la desigualdad. La evolución del PIB mide el crecimiento de la economía. La dinámica del empleo se observa en la encuesta de población activa (EPA). La evolución de los precios (IPC) vigila la estabilidad familiar y social. Pues bien, entre octubre del 2011 y octubre del 2012 los resultados de estos indicadores son los siguientes: aumentó el decrecimiento de la economía (el PIB pasó de -0,4 % a -1,6 %); el desempleo creció de forma brutal (del 21,5 % al 25 %). Casi 2 millones de hogares tienen a todos sus miembros en el paro. La dinámica de los precios también fue alcista (del 2,6 % se pasa al 3,4 %). O sea, decrece la economía y crecen los precios y el paro. Pero el crecimiento del paro también se explica porque se abarató el despido y por la quiebra de ciertos equilibrios constitucionales. Por otro lado, la negociación colectiva alcanzó en el 2012 mínimos históricos, provocando pérdidas del poder adquisitivo realmente significativas, a las que se deben añadir las subidas del IRPF, IVA, IBI, copagos sanitarios y reducción de prestaciones sociales.
Las consecuencias de todo ello son demoledoras en términos de pobreza y desigualdad social. En este año el empobrecimiento de las familias españolas se estima en 177.000 millones de euros, alcanzando nuestro país (índice de Gini) la mayor desigualdad social de la eurozona después de Rumanía. Por otro lado, se rescatan con nuestros impuestos a bancos y banqueros, a empresarios y constructoras que no asumen riesgos ni condiciones contractuales (radiales de Madrid), se favorece la privatización de la sanidad pública y se amnistía fiscalmente a los defraudadores poderosos. Son los efectos de comportamientos políticos no inocentes que al parecer desconocemos. Y por eso Mariano Rajoy se instala en la nube proclamando el sufrimiento como tabla de salvación. Pero el 20 es también el día internacional de los derechos del niño y estos no se merecen tan lamentable espectáculo.