Así es la fórmula que propone James Ellroy para la escritura. Podría ser una fórmula para la vida. ¿Por qué no? El intelecto da rigor, consistencia. Te hace pisar sobre baldosas que no se mueven. Y la emoción es la pasión. Como detalla el propio Ellroy: es la música. La música de la vida, la música que hacemos que suene maravillosa, poderosa, al vivir dejándonos llevar por el viento del corazón. La mezcla de las dos es sabia. El escritor pasó por España para hablar de automóviles y de sus libros. Coches que se lucen también en las películas en las que se han convertido algunas de sus novelas. A Ellroy lo ama el cine. Curtis Hanson adaptó una maravilla con L.A. Confidential. Allí estaban Russell Crowe y Kim Basinger, para que no los olvidásemos nunca. Para hacernos viajar en el tiempo. Ellroy reniega de la etiqueta de autor solo de novela policíaca, tinta y balas. Él dice que está por encima. Que lo suyo son novelas históricas. Que él se aísla. Que él no vive en el presente. Que él retorna al pasado para traernos de vuelta el Oldsmobile Holiday del año 63 y los detectives de la época. James Ellroy es grande y fuerte, como sus libros. James Ellroy viste camisas hawaianas y hace sentir vértigo con sus libros. Justo el vértigo, del filme de Alfred Hitchcock, que él ama por encima de todas las cosas. Ver a Ellroy siempre en un espectáculo. Y leerlo. Un espectáculo estampado como las flores de sus camisas.