Lucha contra el paro

Arturo Maneiro
Arturo Maneiro EL VENTANAL

OPINIÓN

10 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los datos son estremecedores. Los miles de personas que no encuentran trabajo suponen una auténtica tragedia familiar y social. Por eso, la lucha contra el paro se presenta como uno de los principales objetivos políticos y gubernamentales en estos momentos.

Pero los frentes de esa lucha son varios y, algunas veces, contrapuestos. Por una parte, hay que conseguir que los ocupados no pierdan el trabajo; y por otra, hay que lograr que quienes lo han perdido puedan encontrar otro o recuperar el mismo. Si se cierran empresas o se promueven procesos de regulación de empleo, incluso en el sector público, va a continuar la avalancha de parados. Y si estas cifras siguen creciendo, será cada vez más difícil promover iniciativas que demanden mano de obra suficiente como para disminuir las listas del paro. Unas listas que cuestan miles de millones, tantos que pueden llegar a colapsar el sistema.

Por ello, parece lógico que se dediquen todos los esfuerzos posibles, e imposibles, al mantenimiento de la actividad empresarial. De hecho, se hace bastante. Algunos consideran que la Xunta es el principal avalista de empresas de Galicia, empresas que sin este respaldo hubiesen cesado en su actividad. Está claro que es una vía fundamental de acción. Pero tiene sus limitaciones en el tiempo y en recursos económicos. La otra vía es conseguir que las empresas mantengan la productividad con sus propios recursos, aunque cuenten con el apoyo de la Administración pública, pero un apoyo más centrado en la gestión, en la búsqueda de nuevos mercados o nuevos clientes. Esta vía también se está explorando.

Sería muy necesario y loable, por tanto, que las soluciones a los problemas empresariales no tuvieran que tomarse por la vía del despido y de la regulación. Será necesario cerrar ese flujo permanente de trabajadores hacia el paro, para que el problema no siga engordando y la solución se vaya alejando más cada día. Y aquí también tienen mucho que aportar los sindicatos: tienen que llevar a cabo una acción más pegada a la realidad. Tienen que encontrar su sitio. Tienen que ser más representantes de los trabajadores de cada empresa que representantes de sus respectivas organizaciones sindicales. Deben colaborar en la solución de los problemas de su empresa de forma eficiente, sin políticas y sin demagogias. En algunas empresas ya han dado ejemplo de ello, lo cual demuestra que no es un objetivo utópico o imposible.