25 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.
Alfredo Pérez Rubalcaba hizo ayer el que probablemente se convierta en su último ejercicio de prestidigitación política. Lleva treinta años sobreviviendo a todo. A Felipe González, a Joaquín Almunia, y hasta a su propio apoyo a José Bono en el congreso federal que eligió a Rodríguez Zapatero como secretario general. Pasaron todos a mejor vida, incluido Zapatero, y ahí sigue Rubalcaba. Su factoría es capaz de ofrecer respuestas creíbles para todo. Y de encontrar siempre un tablón en medio del naufragio.
Pero salir vivo después de conducir al PSOE a las dos mayores derrotas de su historia es algo que excede su propio manual de supervivencia. Rubalcaba, ahora sí toca.