El fascismo que viene

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

12 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los datos recientes son preocupantes. Austria, Holanda, la Francia de Marine Le Pen, Grecia con veintiún diputados electos en el Parlamento heleno, militantes de Amanecer Dorado, partido suprafascista, réplica grotesca de la sociedad secreta, la orden hermética Golden Dawn a la que pertenecieron personalidades importantes de su tiempo, finales del siglo XIX, como el poeta Yeats, y que Einstein definió como criptocracia.

Esta secta sentó las bases intelectuales de un pangermanismo que desembocó en el auge del movimiento nacionalsocialista, que al igual que esos virus nocivos que afectan al entramado democrático, y al desprestigio de los partidos tradicionales, se legitiman en las urnas. Recuerdo, para aviso a los navegantes, que Hitler ganó unas elecciones libres.

Lo que hoy es poco más que una anécdota puede convertirse rápidamente en categoría, porque el fascismo no es solo un movimiento sino una actitud, que emulando a Brecht primero «fueron los judíos, después los emigrantes?». El fascismo hunde sus raíces en la intolerancia, en el desprecio por el diferente, en la xenofobia y en la exclusión.

En Europa ya no cabe ninguna tentación neofascista.

Hay que estar alerta. Tony Judt escribió un revelador libro: Postguerra, una historia de Europa, editado hace un par de años por Taurus, que aconseja, ante la amenaza de los totalitarismos, evitar los errores del pasado.

El fascismo que viene no es la caricatura grotesca del partido nazi griego, más paródico que peligroso. Es más sutil y se afianza en lecturas economicistas sofisticadas, en planteamientos de globalización aparentemente no lesivos, usando mecanismos de coacción y control con el soporte tecnológico como coartada, lo que Milagros Frías definió como infocracia en La alambrada de Levy.

El fascismo es más que una amenaza, es una certidumbre, una sombra que oscurece Europa. Su antídoto es más democracia. Aplicar un baremo de calidad, explicado con la mayor dosis de pedagogía civil, para que los ciudadanos aprendamos a leer el catón de las libertades solidarias.

Contra el fascismo, más y mejor democracia; contra el fascismo, más Europa. Contra el fascismo, la libertad. De conciencia, de análisis. La libertad política que hace a los pueblos más solidarios.

El fascismo que viene es un muro que tenemos, entre todos, que derribar.