Por 2.500 euros

| ARTURO MANEIRO

OPINIÓN

20 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

DESDE el pasado día 16 ya se pueden solicitar. No cabe duda de que una ayuda de 2.500 euros puede solucionar muchos problemas a los padres que han tenido un hijo, o un nuevo hijo si no es el primero. Todas las ayudas son pocas, sobre todo si son pocos los ingresos de la familia, podrían ser 3.000 o 6.000 euros por cada nuevo hijo propio o adoptado. En todo caso, lo importante es que existan ayudas. El presidente Zapatero mostraba su confianza de que con estas cantidades pudiera relanzarse la natalidad en España. Por su parte, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, ha reconocido que estas cantidades no van a relanzar la natalidad, pero son una ayuda y una muestra del apoyo a las familias por parte del Gobierno actual. «No por eso sólo -dijo- van a tener las parejas más hijos, pero sí por el conjunto de las políticas». Y estoy totalmente de acuerdo. Las ayudas económicas que tienen este carácter de única, y que en este caso se van a cobrar en diciembre, a modo de aguinaldo, no tienen repercusión en la natalidad si no van acompañadas de otras muchas. No son eficaces si no se crea un clima, una cultura propicia para el incremento de la natalidad. La falta de hijos no es un problema económico, suele suceder que los padres «con posibles» tienen hijos únicos o «una parejita» como muestra de una generosidad extrema. Mientras que los trabajadores o emigrantes tienen un sentido mayor del esfuerzo y el sacrificio familiar. Y es ahí donde el Gobierno puede hacer algo. La política del Gobierno podría llevar a cabo campañas para conseguir que la mentalidad y cultura familiar predominante no buscase sólo el mayor disfrute posible del tiempo libre, o sólo disposición de recursos económicos y patrimoniales suficientes para no pasar apuros; podría ayudar a modificar esa tendencia a retrasar lo más posible los hijos, de tenerlos sólo después de haber disfrutado de la vida, de los viajes, de la cultura, del éxito profesional. Podría animar a los denominados dinkis (es decir, las uniones de jóvenes con doble sueldo pero sin hijos) a cambiar de estilo de vida. Sería muy útil socialmente una campaña de ayudas para la adopción de tantos miles de niños a los que se les elimina en España en sus primeros meses de vida, y que los matrimonios no tengan que viajar por medio mundo para adoptar un hijo. El Gobierno y su ministro competente, Jesús Caldera, podría promover una política favorable a las familias numerosas, con más protección, con más deducciones fiscales, con más apoyo económico y moral, en lugar de darles los 2.500 euros a los padres ricos que han tenido un hijo desde julio de este año. La política de ayuda a las familias podría promover el cheque escolar para que cada padre necesitado pudiera elegir el colegio que considere más adecuado para su hijo, para que esta decisión no esté sólo al alcance de las familias ricas o de las verdaderamente heroicas, que también las hay. En esta materia también debe ejercerse la justicia distributiva.