Desmontar el belén

| ARTURO MANEIRO |

OPINIÓN

19 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

ESTOS DÍAS ha sido noticia en algunos medios de comunicación que la directora de un centro público de enseñanza secundaria andaluz retiró un belén que habían montado los niños en el propio instituto. El argumento dado es que puede molestar a alumnos y familias de otras creencias religiosas, así como que el centro es un lugar donde está prohibida toda simbología religiosa. No deja de ser una peripecia más dentro de un panorama ideológicamente confuso y del ambiente de pensamiento blandito en que vivimos. La libertad no se promueve eliminando sino promocionando las manifestaciones culturales. La alianza de civilizaciones no se consigue suprimiendo las creencias asentadas en la vida de los pueblos, sino que se logra cuando existe un respeto por las actitudes y las manifestaciones de cada uno. Un símbolo religioso no debe ser una ofensa para nadie, será una forma distinta de ver la realidad. Un crucifijo no puede molestar a una persona bien constituida mentalmente, sobre todo en un país donde el 80% de los ciudadanos se reconoce católico. Una media luna, un símbolo musulmán, no debe ser ofensivo para nadie. Un icono budista debe ser respetado por todos. Un nacimiento es el símbolo originario de las Navidades españolas. No es originario el abeto ni el papá Noel y sin embargo conviven todos en estas fechas. Desmontando el belén no vamos a solucionar los problemas de tolerancia de nuestra sociedad. Si todos los funcionarios, profesionales o padres de alumnos se dedicaran a retirar todos aquellos carteles que ofenden sus creencias religiosas, sociales o familiares y que están expuestos por los pasillos, paredes, baños, armarios de nuestros centros públicos, indudablemente quedarían mucho más limpios, pero podría provocarse una trifulca permanente. En todo caso, la dirección de un centro público debe respetar a los padres, que son los verdaderos protagonistas de la educación de los alumnos. La alianza de civilizaciones debe llevar a una convivencia pacífica entre culturas, sin imposiciones, y menos de las minorías sobre las mayorías. La alianza lleva a comprender las creencias, a no imponerlas, a promover su libertad. No se puede promover el entendimiento entre culturas y religiones desmontando un belén. En sí esta acción es una ofensa, una falta de respeto, un desprecio al trabajo de unos alumnos, de unos profesores, de unas familias. Y todo esto no ayuda a la convivencia ni a la libertad ni al respeto.