James Bond

CÉSAR CASAL GONZÁLEZ

OPINIÓN

02 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

SU prefijo es conocido en todo el mundo, 007, y tiene licencia para matar. Es el agente menos secreto y trabaja para Su Majestad a los ojos del planeta en películas de cine. Lo creó el escritor Ian Fleming en unas vacaciones en Jamaica. Corría el año 53 y Fleming tenía 45 años y, según él mismo declaró, inventó a Bond para olvidarse de haber tomado la terrible decisión de casarse. Hay quien dice el que Bond ficticio es una versión idealizada del escritor. También solitario, también mujeriego, también jugador y bebedor. Llega Casino Royale (la número 21), que es precisamente la primera historia que Fleming escribió sobre el agente. Lo interpreta Daniel Craig, el sexto rostro para un mito. Para la historia quedan Sean Connery, George Lazanby, Roger Moore, Timothy Dalton y Pierce Brosnan. Craig es el primer James Bond rubio. «Jamás pensé en teñirme el pelo para hacer el papel», dice este sólido actor ( Camino a la perdición , Sylvia o Munich ). Los fans cargaron las armas al enterarse de que Craig representaría a su héroe, pero, tras el estreno, la crítica lo ha bendecido y se prepara nueva entrega para el 2008. Casino Royale ha batido el récord de recaudación de la saga en el Reino Unido. Le da una dimensión más humana al personaje, un corazón roto debajo de la máscara. A este Bond lo verán enamorarse, sí, enamorarse, y sufrir. A este Bond le escucharán que le importa un bledo cómo le sirvan el martini. Pasa del agitado no revuelto del clásico. Este Bond juega al póker con el malo en Montenegro y viaja por Madagascar, Bahamas y Venecia. Este Bond es quien sale del mar con un espectacular bañador y luciendo pectorales de acero. Recuerdan el bikini blanco de Ursula Andress en Contra el Doctor No o el anaranjado de Halle Berry en Muere otro día . Bond, pura evasión y victoria. cesar.casal@lavoz.es