Segunda vez en la misma piedra

OPINIÓN

06 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

EN LOS últimos veinte años, ninguna creación política fue más conflictiva que el anterior tripartito catalán. Desde una perspectiva conservadora, se puede sostener que todos los problemas de este país han comenzado en esa experiencia. Su pacto original (el del Tinell) supuso una fractura en las relaciones políticas, al acordar la exclusión del PP. La primera acción de su conseller en cap , el señor Carod-Rovira, que se entrevistó con ETA, provocó un escándalo que desembocó en su salida del Gobierno. Sus actuaciones contra España activaron una catalonofobia de tristes consecuencias en la coherencia nacional. Las condiciones impuestas a Zapatero dejaron al jefe del Gobierno español en un desairado papel de rehén de independentistas y radicales. Por esas y otras razones, la vida pública española respiró tranquila el día que el tripartito se deshizo. Y ahora, volvemos a la misma experiencia. Se confirma que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. El presidente Zapatero, que tuvo poder para convencer a Maragall de la conveniencia de prescindir de Esquerra, no lo ha tenido para recordar la historia a su ex ministro Montilla. El anuncio de posible conflicto entre el PSC y el PSOE hizo que la dirección del socialismo español se asustara y proclamara la libertad de pacto de los «federados». Y los catalanes actuaron en clave de su interés, sin mirar para nada al interés del compañero ZP: si pueden gobernar, ¿qué importa con quién? Y ahí estamos: en la reedición del tripartito, al que van a vestir con la túnica de Govern d'entesa . Todo sea por enterrar lo peor de su memoria. Debo aclarar que, técnicamente, es una salida sólida al panorama crítico que dejaron las urnas. Aunque esté dirigido por quienes más han perdido en las urnas, sus miembros siguen representando una Cataluña que en estas elecciones se ha mostrado abstencionista, nacionalista y de izquierdas. Debo añadir que el señor Carod quizá haya aprendido la lección y quizá sepa ya que gobernar no es hacer gamberradas al vecino de coalición. Y debo concluir que incluso el gobierno menos deseado tiene derecho a su período de gracia. Pero la reedición del tripartito no puede hacerse impunemente. Como diría Zapatero, «tendrá consecuencias». ¿Para quién? De momento, ha dejado al presidente colgado de la brocha con que estaba pintando su fachada con pintura de CiU. Estaba a un paso de construir una alianza con quien le aporta solvencia, experiencia de gobierno y moderación. Se verá obligado a desandar lo andado y volver a entenderse con quien impone, amenaza todos los días con dejar caer al Gobierno y practica una política radical. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas.