¿Qué es de interés gallego?

OPINIÓN

17 dic 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

EL AMIGO y antiguo compañero Paco Vázquez suele ser crítico con las actuaciones, inversiones y objetivos de las ciudades que considera competidoras, ya sean aeropuertos, fútbol, auditorios y orquestas, sedes de las instituciones autonómicas, de los medios de comunicación o de los juzgados, balanza fiscal, estatuto de capitalidad... Se coloca en una posición tangente en relación con proyectos globales como el Eixo Atlántico, mientras sus inversiones siempre deben ser consideradas de interés gallego. Cuando se mira con exceso de celo a lo propio pero al mismo tiempo se expresa agravio por lo de los demás, nacionalismo y localismo se convierten en haz y envés de una moneda de curso corriente en estos últimos tiempos. Sigamos el tránsito de una noticia. El presidente de la Xunta anuncia una crecida cifra de fondos europeos para el puerto exterior de A Coruña. Ante las voces críticas, Touriño defiende con fe su interés gallego y, para compensar, se reúne con los conselleiros de Economía y de Ordenación del Territorio y anuncia la puesta en marcha del área metropolitana de Vigo. Mientras, en Compostela se desactiva la dislocación de la Consellería de Pesca, pero se paraliza alguna fase de la Cidade da Cultura. Visto todo ello como asuntos netamente locales, la labor de parcheo y compensación por parte de la Xunta resulta imposible, pues si por un lado la balanza beneficio-agravio siempre estará presente, por otro es un hecho que las alianzas en temas importantes son contradictorias. El puerto exterior es cosa del PP y el PSOE y no del BNG, el plan general de Vigo lo es del PP y el BNG y no del PSOE, la Cidade da Cultura es del PSOE y del PP a nivel local, pero no tanto del PSOE en general, y menos del BNG. El interés gallego de una inversión depende de su justificación técnica, del discurso territorial en el que se imbrique y de la buena información que trascienda. No se trata de lanzar proclamas grandilocuentes, equiparando el puerto exterior de A Coruña con Rotterdam, sino de justificar su operatividad en climatología adversa, de la coordinación con el futuro puerto de Ferrol, de su inserción en la propia ciudad, ya que se desarrolla al margen de una revisión del plan general, de su relación con las políticas metropolitanas, de si es acertado el tipo de planeamiento y vivienda que se quiere implantar -se confirma que va a ser en su totalidad de protección-; del skyline de la costa, etcétera. El procedimiento de densificar amplias bolsas de suelo para obtener recursos privados destinados a completar la inversión pública en infraestructuras también es uno de los temas cruciales del plan general de Vigo, que diseña zonas con alta edificabilidad y tipología de bloques en altura con el ánimo de ayudar a costear los sistemas generales. Por lo tanto, el interés gallego no depende sólo de los efectos supralocales, sino también de la filosofía que adopte la Consellería para este tipo de operaciones de gran escala a la hora de aprobar el planeamiento general. Del gobierno se espera que el interés gallego ya no sea un asunto de alharacas localistas o de patriotismo, sino de razones, argumentos e información, que valen tanto para implicar a todos los gallegos como para decir no a los despropósitos.