El merecido homenaje a Carrillo

| ANXO GUERREIRO |

OPINIÓN

08 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

HOY tendrá lugar en Ferrol un multitudinario homenaje a Santiago Carrillo. Este acto de reconocimiento, organizado por la Fundación 10 de Marzo y la asociación cultural Fuco Buxán, aprovechando el nonagésimo cumpleaños del homenajeado, es tan merecido como oportuno. Con independencia de la proximidad o lejanía que cada uno tenga respecto a las convicciones políticas e ideológicas del personaje, es síntoma de salud democrática, además de un acto de justicia, reconocer el papel relevante que Carrillo y su partido han jugado en la conquista de las libertades y de la democracia en España. En efecto, la Reconciliación Nacional, formulada por el PCE en 1956, la tenaz lucha de los comunistas por conseguir la convergencia de todas las fuerzas políticas y sociales interesadas en superar la ominosa dictadura franquista, independientemente del bando en el que hubiesen combatido durante la Guerra Civil, fueron ideas fuerza que convocaron a millones de españoles, facilitaron el tránsito pacífico a la democracia y configuraron decisivamente nuestro sistema político, cuyo producto más genuino es la Constitución del 78 que, elaborada a través de un amplio acuerdo, simboliza la reconciliación de los españoles. Pero el homenaje a Carrillo no sólo es merecido, es además oportuno. Cuando se activa en España un poderoso movimiento revisionista que pretende reescribir nuestra historia, el análisis de la trayectoria del ex secretario general del PCE proporciona una oportunidad única para recuperar la memoria y establecer la verdad histórica. Recuperar la memoria no significa sólo saldar la deuda contraída con los luchadores antifascistas españoles, hoy injustamente olvidados en nuestro país, sino que es una exigencia política para configurar el futuro democrático de España. Es además una necesidad urgente, si se tiene en cuenta que un sector de la derecha española, no satisfecho con la amnesia impuesta por la Transición, edita y difunde profusamente determinados libelos en los cuales se presenta a la dictadura como un simple régimen autoritario-paternalista y se imputa a los republicanos -especialmente a la izquierda- la responsabilidad de la terrible tragedia que asoló España a finales de los años 30. No puede entenderse el presente ignorando el pasado. Por eso la historia no ha sido nunca un tema menor o carente de interés. Muy al contrario, no sólo configura activa y poderosamente el presente, sino también el futuro. Uno de los rasgos que definen a un hombre político y, muy especialmente, a un dirigente de la izquierda, es su constante preocupación por cohonestar sus principios teóricos y políticos con la realidad para evitar marchar con retardo con la hora de su país y del mundo, para no convertir una teoría transformadora en un dogma inoperante. En plenitud intelectual a sus 90 años, Santiago conserva ese perfil de dirigente y estadista. Y en los tiempos que corren no es un motivo menor para rendirle el merecido homenaje.