04 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

EL PRECIO del petróleo ha vuelto a dispararse. Las naciones del bien miran de reojo hacia los países productores: los que no están en el eje del mal tampoco pasan mucho del regular. Las familias españolas notan el agobio en estos días de frío y se preguntan por qué repercute tan pronto en las gasolineras la subida del crudo y tan tarde la bajada. No es fácil entender que un precio como el de los combustibles, cargado de impuestos, sea el que dispara nuestra inflación. La paradoja no cesa. Las subidas últimas no se deben tanto a la OPEP como a esos fondos de pensiones que se han volcado en la compra de contratos de petróleo por su buena previsión de rentabilidad. Esto es un círculo vicioso, ahogarse por tirar de la cuerda que llevamos al cuello y que parecía una corbata.