El día que Rajoy gritó: «¡Basta!»

OPINIÓN

05 may 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

EL PP, por fin, ha reaccionado y pide una comisión de investigación parlamentaria sobre todo lo que pasó en España entre el 11 y el 14 de marzo. Es decir, atentados y elecciones. Y digo «por fin» porque, como gobernante anterior, está sufriendo una presión difícilmente soportable. Se publican noticias que sugieren manipulación de las informaciones policiales. Se le acusa de culpar a ETA de la autoría de la matanza cuando las fuerzas del orden apuntaban al terrorismo islámico, y eso sólo se pudo hacer por tozudez o por intención electoral. Y hay, en general, tanta intoxicación sobre el entorno político de la tragedia, que es difícil saber a quién se deben exigir responsabilidades por la gestión de la crisis. Por eso, el anuncio de que los populares piden esa comisión suena como un «¡ya basta!». Se va a revisar todo: el trabajo policial, los informes del CNI, la labor informativa del entonces ministro del Interior y de los medios y, por supuesto, los cauces de comunicación de que ha dispuesto el Partido Socialista. En este sentido, tomen ustedes nota de lo dicho ayer por Juan Alberto Belloch: hay estamentos policiales que «venden» información a un partido de la oposición «para hacer méritos» por si ese partido gana las elecciones. Poco después, quien fue director general de la Policía, Agustín Díaz de Mera declaraba en Onda Cero que pudo haber agentes «que hayan tenido la torpeza o la deslealtad de pasar información al PSOE». ¿Se puede casar esta sorprendente denuncia de Díaz de Mera con la decisión de pedir la Comisión parlamentaria? Creo que no sólo se puede: se debe. Vamos a asistir a un espectáculo donde se tratarán de repartir culpas y acusaciones de maniobras y deslealtad entre todos, sin librar siquiera a los cuerpos policiales. Renacerán las acusaciones de manipulación al PSOE, supuesto beneficiario electoral del atentado, y a algún medio informativo. Por ello, ignoro si esta iniciativa favorece la convivencia o la encanalla todavía más. En todo caso, estamos ante los efectos de la jaula de leones abierta por el ministro del Interior y reabierta, curiosamente, por Aznar y su autocrítica de la guardia baja. Creo que habrá muchas oportunidades para hablar de esa comisión. Ahora sólo me atrevo a expresar varios deseos. Primero, que sirva realmente para proyectar luz sobre los confusos acontecimientos que siguen presidiendo la actualidad dos meses después de la tragedia. Segundo, que no se convierta en instrumento de venganza entre partidos, pues persisten algunas tentaciones de pasar factura por el resultado de las elecciones. Y tercero, que nadie intente utilizar ese instrumento parlamentario para quitar legitimidad al proceso electoral.