El informe Hutton, la BBC y España

OPINIÓN

20 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

LA CONDENA a la BBC del juez Lord Hutton y la exculpación al Gobierno de Tony Blair en el asunto de los informes de inteligencia utilizados para demostrar la existencia de supuestas armas de destrucción masiva en poder de Sadam Huseín ha producido el efecto contrario al querido por el Ejecutivo inglés: demonizar a la prestigiosa televisión pública inglesa y exonerar al Gobierno. La mayoría de los británicos siguen confiando en su medio público para informarse y desconfiando de las trapacerías del poder político. La victoria de Blair ha sido pírrica. A la BBC le ha servido el varapalo para corregir la derrota de su portaaviones y reforzar sus controles internos en lo tocante a rigor, credibilidad y veracidad de la información que ofrece, renunciando a las investigaciones apresuradas para competir con las televisiones privadas, en beneficio de otras más pausadas y minuciosas, quizás más tediosas, pero más contrastadas y menos imaginadas, supuestas o sobreentendidas. La lección que deberían sacar los periodistas españoles es si en nuestro país es posible ese periodismo riguroso, serio, no partidista, de contrapoder del poder legítimamente constituido y alejado del ideológico, de clan y de trinchera que aquí se practica desde hace años. ¿Podremos tener algún día en España televisiones públicas que sean públicas y no de gobierno (central, autonómico o local)?, que de tener conflictos los tengan con el Ejecutivo y no con la oposición, y que ofrezcan credibilidad al ciudadano que las sostiene con sus impuestos en vez de incredulidad, ironía y a veces desprecio. En los últimos meses estamos viendo en muchos países, incluido el nuestro, demasiados intentos para restringir la libertad de prensa en aras de la seguridad y el puritanismo, o prácticas cotidianas que empiezan a preocupar. Se convocan ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas y el protagonista se limita a hacer una declaración. En otras ocasiones se acude con claque que aplaude entusiasta cada respuesta del interpelado, y en demasiadas reuniones y manifestaciones públicas se impide la entrada de cámaras de televisión o no se las acredita, sustituyendo el trabajo de estos periodistas por vídeos editados con las imágenes y el sonido que interesan al líder de turno. Se sustituye así el periodismo por la comunicación y de ésta se pasa a la propaganda, dando al ciudadano gato por liebre. Hacen bien las asociaciones de la prensa en denunciar estas cosas y harían bien los votantes en reclamarlas, ahora que estamos en periodo electoral.