Cataluña, dos puertas y tres llaves

| ANXO LUGILDE |

OPINIÓN

07 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

LAS ELECCIONES catalanas son el no va más en emoción política. Suponen el fin del ciclo de Pujol, coinciden con la tramitación del plan Ibarretxe y pueden provocar la primera alternancia ganada en las urnas en una nacionalidad histórica. Además, se van a resolver mediante un apasionante juego de dos puertas que llevan a la presidencia, las de la CiU de Mas y el PSC de Maragall, y tres llaves que las abren, las del PP de Piqué, la ERC de Carod y la Izquierda Unida catalana (ICV) de Saura. Según las pautas establecidas hasta ahora, una, la de Piqué, sirve para una única cerradura, la de Mas, el delfín de Pujol. Otra, la de Saura, sólo se puede utilizar en el pasillo que conduciría a Maragall a la presidencia de la Generalitat y con la ayuda de una segunda llave, la de ERC, que puede ser la maestra, pues es válida para las dos puertas. Ya permitió a CiU gobernar en 1980 y vota a veces con los convergentes, pero también gobierna grandes ayuntamientos junto al PSC, con el que forma coalición en el Senado. En 1999, la primera y única derrota de Pujol en votos, que no en escaños, dibujó un Parlamento con la puerta de CiU más grande que la del PSC. Para entrar al palacio de Sant Jaume, a Maragall no le servía ninguna de sus llaves y a Pujol le valía cualquiera de las dos suyas, las del PP y ERC. Según la encuesta del CIS difundida ayer, el 16 de noviembre la tortilla se dará la vuelta: Mas no tendría opciones para gobernar y Maragall sucedería a Pujol en alianza con ERC e IC. El CIS, cuya credibilidad está más que en entredicho, dibuja un escenario en el que Carod no lograría su objetivo de convertirse en el amo de llaves del Parlamento de Cataluña porque la suma de los escaños de CiU y ERC no llega a 68, el umbral de la mayoría absoluta. Otros sondeos, como uno de septiembre de La Vanguardia , vaticinan que Carod sí podría jugar ese papel de señor de todas las puertas. Por eso ha llegado a pedir la presidencia de la Generalitat. Todo dependería de lo que le ofrecieran los dos grandes partidos y de una crucial decisión estratégica para ERC, un septuagenario partido que, gracias al desgaste de CiU, aparece sobre una ola ascendente similar a la del BNG en los 90. El dilema de los republicanos se establecería entre dar prioridad a su ideario nacionalista, al aliarse con CiU, o apostar por la renovación democrática y por la aplicación de políticas sociales más potentes. El juego tiene truco, porque el sistema electoral beneficia a CiU y penaliza al PSC. Y trampa. Los dos grandes partidos catalanes tienen como objetivo fabricarse la mejor puerta el 16 de noviembre, con más escaños que el rival. Pero sus estrategias de crecimiento los enfrentan con sus respectivas llaves, con las que comparten electorado. Al debilitar a sus aliados pueden ganar pero quedarse sin gobernar, como le sucedería a Mas, según el CIS. La partida puede resolverse también con una combinación posible aunque poco probable: que CiU y PSC se pongan de acuerdo para dejar entrar en la presidencia de la Generalitat al partido con mejor resultado. En Cataluña, a diferencia de Galicia y el País Vasco, no hay mayorías claras ni líneas de división infranqueables en el sistema de partidos. Es parecida a Holanda, el modelo de lo que el politólogo André Lipjart definió como democracia consensual . ¿Será una herencia de Cruyff?